En París – Francia es tan respetado el arte de hacer pan, que crearon el Gran Premio de la Baguette de la Ville de Paris, donde se elige al mejor pan del año.

 

Hace muchos siglos, la sal era considerada sagrada y el arte de adivinar por medio de ella se llama “alomancia”. En esa época, creían que las mesas de comer se´santificarían si colocaban sal encima y estatuas de santos. De ahí viene la costumbre de poner un salero en ellas.

 

El Martini se llama así porque fue creado, a inicios del siglo XX, por la compañía de bebidas Martini Rossi, fabricantes del famoso cóctel que lleva su nombre.

 

La tienda Barneys, de New York, solía vender los chocolates más antiguos del mundo Debauve & Gallais, los que, durante siglos, fueron los chocolates oficiales de los reyes de Francia.
Para María Antonieta crearon unas curiosas monedas de chocolate, ya que ella detestaba tomar pastillas y con los dulces las ingería fácilmente. Actualmente, se llaman Pistoles de Marie Antoinette y vienen en cajas azules, hechas a mano para los grandes aristócratas de Europa y, muchos de ellos, mandan a grabar en ellas sus escudos nobiliarios.

 

Y ya que estamos hablando de chocolates, te cuento que uno de los más caros del mundo es el Madeline, de Knipschildt Chocolatier, porque 42 gramos cuestan 250 dólares. Fabricados con un 70% del famoso chocolate Valrhona Grand Cru, cada capa se hace a mano, contando con los más exclusivos ingredientes: crema fresca, la vainilla más cara del mundo, cocoa en polvo y aceite de trufas.

 

Siguiendo con las comidas cara, un estudio demostró que el club sándwich más caro del mundo cuesta alrededor de 50 dólares y lo preparan en un hotel de lujo de Ginebra, Suiza.
Según el sitio web hotels.com, el costo de este sánduche es el barómetro ideal para saber qué ciudades tienen los hoteles con el ‘room service’ más costoso del mundo. En segundo lugar quedó París y después Oslo y Estocolmo.

 

Esto te va a sorprender: El croissant no es francés.
El experto en la historia del pan, Jim Chevalier, concluyó de que el croissant llegó a Francia gracias a María Antonieta de Austria, quien lo echaba de menos cuando se casó con el rey Luis XVI.
El croissant nació en Viena, donde se le llamaba kipferl; sin embargo, lo más curioso es que éste tenía origen turco, pues en una época, muchos otomanos vivieron en Austria, y a eso se debe su forma de media luna, al estilo de la cultura otomana.

 

En Japón hay unas máquinas súper modernas, ubicadas en las calles, que venden comidas preparadas y dispensan hasta sushi
En China, estas máquinas venden cangrejos asados y en Beverly Hills, Estados Unidos, cupcakes.

 

Fotos extraídas de Google
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